Partimos de una cita que puede darnos pie a escribir un relato:
- Imagínese una situación en la que usted se da cuenta de que no es un ser humano. Al afeitarse una mañana ante el espejo de su cuarto de baño, se corta la garganta y descubre con pavor que en el fondo de la herida hay una serie de circuitos electrónicos. Desconcertado, decide someterse a unos exámenes en el hospital y el diagnóstico no tarda en llegar: usted no es una criatura biológica. Sus huesos son de titanio, sus articulaciones son de carbono, el líquido que corre por sus venas de plástico es aceite de motor, tiene placas de silicio situadas en el lugar de los órganos internos y, para colmo, su cráneo está completamente vacío, sin el menor rastro de cerebro. No cabe la menor duda, es usted un robot.
(texto extraído del libro Lecciones de cosas. Una introducción a la filosofía de Stéphane Ferret. Editorial Gredos. Madrid. 2008)
En esta ocasión os proponemos escrirbir un texto narrativo en el que nos pongamos en la piel de un personaje que, bruscamente, descubre que es un robot. En un instante deja de ser un humano, sin dejar de sertirse como tal.
El relato estará escrito en primera persona, será la expresión subjetiva de alguien tal vez angustiado, tal vez simplemente sorprendido pero indiferente ante la noticia, quizás de la sorpresa inicial pase a la satisfacción por aprovechar las ventajas de la nueva situación. ¿Otras posibilidades…? el miedo, el misterio sobre quién es su creador, el modo en que se lo dirá u ocultará a su familia o a sus amigos… ¿Cómo podríamos desarrollar esta situación de partida en un relato? Tú tienes la oportunidad de imaginar una respuesta.
Para ampliar la información sobre este tema de escritura, si tienes curiosidad, puedes consultar las referencias literarias y cinematográficas que te ofrecemos a continuación:
Esta propuesta de escritura también puede recordar la situación de inicio del relato de Franz Kafka, La metamorfosis, en el que el protagonista, Gregorio Samsa, despierta convertido en un monstruo de aspecto similar a una gran cucaracha, sin haber sufrido ninguna transformación en su conciencia humana.
En el cine se han contado muchas historias en torno a robots. En los últimos años, han sido muy habituales los relatos en torno a robot “excesivamente humanos”, ya sea por su apariencia, sus emociones, por sus ambiciones o por su violencia. Tal vez la película que representa mejor la ficciones sobre antroides o “replicantes” sea Blade Runner:
La película de Steven Spielberg Inteligencia artificial trata este tema con una variante inicial muy interesante: en una sociedad futura en la que se inicia un control férreo de la natalidad se plantea la opción de crear niños androides, robot que suplirán la carencia de niños en las familias. El robot protagonista es un prototipo de ese proyecto: ¿Cómo serán las relaciones emocionales de la familia con un niño-robot adoptado?:
En el cine a animación también son muchas las historias de robot. Una de las más interesantes es Wall-E, en la que el robot protagonista se caracteriza precisamente por su sensibilidad y por la calidad de sus sentimientos.
Si hablamos de robot y de relatos de ciencia-ficción, es interesante que recordemos uno de los clásicos del cine mudo, Metrópolis, de Friz Lang. Un film de 1927 en el que se narra una historia futurista sobre una sociedad en la que una reducida clase de élite explota al resto de la población. Ante el inicio de protestas por parte de los obreros, el poder decide crear una androide que asuma falsamente el papel de una de las figuras que lidera los movimientos obreros, con la intención de manipular y confundir a los trabajadores. La escena de creación de dicho androide es un icono del cine mudo que merece la pena conocer:
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